FRANCISCO
GONZÁLEZ LEDESMA (I)
SILVER
KANE
“Aquella mañana ocurrieron en
Jackson, Kansas, cuatro cosas juntas que no habían ocurrido nunca:
se pararon a la vez cien relojes de cuerda, llegó un jefe indio que
quería comprar la paz para su pueblo, un pistolero llenó un saloon
no de clientes, sino de muertos, y un hombre perfectamente vestido
quiso comprar un cementerio...”
“La dama y el recuerdo”.
Silver Kane. (Planeta, 2010)
Qué
tendrá que ver aquí una novela del oeste con otra policíaca, de
género negro, podrá preguntarse, y con razón, cualquiera de los
amigos que siga este blog de novela negra y haya visto la ilustración que la
acompaña. La respuesta hay que buscarla en Silver Kane, que es el
seudónimo con el que firmó Francisco González Ledesma sus más de
cuatrocientas novelas del oeste.
En
una época, la posguerra civil española, en que las bibliotecas y la
cultura entraron
en una total oscuridad fagocitadas por un régimen voraz, aquellas
obritas en tamaño octava (¼ de folio), de no más de cien páginas,
realizadas en papel de mala calidad, vendidas en quioscos y estancos
al precio de un duro (5 pesetas) e intercambiadas multitud de veces
al precio de 1 peseta (con lo cual, es imposible saber al final por
cuántos lectores había pasado la edición) nos sirvieron a muchos
de único faro al que cogernos para no naufragar en las tinieblas.
González
Ledesma nació en Barcelona en 1927, en el barrio de Poble Sec,
barrio obrero, como el Raval, que han dado gente tan ilustre como
Vázquez Montalbán, Joan Manuel Serrat o el propio González
Ledesma. De familia humilde, recién terminada la guerra civil, chico
espabilado, con quince años consigue trabajar para la editorial
Bruguera haciendo guiones de cómics. De ahí pasará a la escritura
de novelas del oeste escribiendo una por semana. En un primer momento, ese dinero sirve a su
familia para sobrevivir y, posteriormente, ayudado por una tía, se
va pagando los estudios de Derecho.
Con
21 años, en 1948, gana el prestigioso certamen de novela
Internacional, presidido por William Somerset Maugam, con la novela
“Sombras
Viejas”, prohibida por la censura.
Sombras
Viejas no
se pudo publicar en España: el censor la calificó de “roja y
pornográfica”. Para conocer la causa de la prohibición, el
escritor consigue entrevistarse con el censor, y este le explica que
en toda la novela se aprecia que el protagonista es de izquierdas. ¿Y
pornográfica...? ―pregunta intrigado el autor―. Pues, en la
página tal, el protagonista, Enrique Moriel, le pone la mano en la
rodilla a la chica. ¿Y eso es pornográfico?, pregunta sorprendido
el joven autor. Bueno, de momento, no ―le responde el censor―,
¡pero se adivinan las intenciones de subir hacia arriba!
Igual
suerte corrieron “Los
napoleones”, “Las calles de nuestro padres” y “Expediente
Barcelona”,
donde aparece por primera vez el inspector Méndez, (de su posterior
saga policíaca). Visto lo cual, el pobre chico se vio obligado a
continuar escribiendo novelas de vaqueros, indios y pistoleros, firmadas por Silver Kane.
Porque,
en aquella España negra, negrísima, tétrica, ¿cómo
iba a haber novela negra si la censura lo impedía hasta límites estúpidos y absurdos?
La
novela negra lleva consigo una crítica social: por crisis económica,
hambre, miseria, corrupción política, policial o judicial, homofobia, o
nazismo, o crímenes y violencia... Y en nuestro país ni se pasaba
hambre, ni había crímenes; ni accidentes de trenes, y si los había,
no moría nadie, y si morían es porque se ponían en las vías al
paso de la locomotora, vamos que se suicidaban; no se producían
atracos, y si se escuchaban tiros, eran petardos en honor de la
virgen en alguna barriada; ni la homosexualidad estaba perseguida, ni
el nazismo prohibido, y los policías, ministros, gobernadores, con
el Generalísimo a la cabeza, eran un dechado de libertad, justicia y
honradez... ¿Cómo, pues, íbamos a tener novela negra?
A
la finalización de la guerra civil, se pasó de una censura militar,
hasta cierto punto comprensible, a otra cívica, ideológica y
religiosa, so pretexto de salvaguardar la fe católica e impartir
supuestas buenas normas de convivencia. No fue más que un vehículo
más de control para el régimen, una mordaza a las voces disidentes
y altavoz al servicio del Movimiento, la Falange y el clero.
Cualquier noticia, cómics, cuentos, publicación, ilustración,
representación teatral... quedaba en manos de la censura, cuando no
de la autocensura, pues podía significar para el autor la pérdida
de sus contratos, en la mayoría de las ocasiones leoninos en
beneficio de la editorial, y para los propios editores, la pérdida
del cupo de papel de prensa para las publicaciones.
Transcurrido
el tiempo, ya en época democrática, pudieron publicarse en España
sus anteriores novelas, entonces prohibidas.
En
el año 2010, González Ledesma le hace un guiño a su propia
historia, y se homenajea como escritor de novelas de vaqueros:
publica La dama y el recuerdo, firmada, cómo no, por Silver
Kane. Pero, en esta ocasión se trata de una impresión de más de
trescientas páginas, formato grande, papel de calidad, cosida, tapa dura y
sobrecubierta..., muy lejos de las condiciones en que vieron la luz
sus anteriores obras del salvaje Oeste americano.
No
fue González Ledesma el único de los autores españoles que se vio
obligado a escribir sobre temáticas que no hicieran daño a un
régimen extraordinariamente duro y prolongado en el tiempo. Otros
nombres conocidos fueron Marcial Lafuente Estefanía; José
Mallorquí, autor de la serie de El Coyote; Juan Gallardo, que
firmó con distintos seudónimos como Donald Curtis, Curtis
Galland...; Luis García Lecha, que firmaba como Clark Carrados,
Elvers Evans, Lewis Milk...; Corin Tellado, seudónimo de María
Socorro Téllez, que escribió novela romántica. Todos ellos autores
extraordinariamente prolíficos (Corín Tellado llegó a escribir más
de 4000 obras, y otros como Gallardo o García Lecha, sobrepasaron
las 2000 cada uno), explotados laboral e intelectualmente, pero que
significaron las escasas ventanas de luz en un mundo culturalmente
lleno de tinieblas.
Sirvan
estas lineas de modesto homenaje del autor de este blog a todos
ellos.
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