domingo, 27 de abril de 2014

EL ÁNGEL NEGRO EN EL GIMNASIO
(Compartido de Facebook)
  Ayer me llevé una sorpresa agradable, de esas que no esperas y te dejan durante unos momentos como si estuvieras flotando. El caso es que en el gimnasio veo a una chica muy atractiva que, mientras hace sus ejercicios en la bicicleta estática, aprovecha también para leer un libro: ¡mi novela, El ángel negro! Para colmo se trataba de Paqui, una muy buena exalumna del Poeta Salvador Rueda, centro en el que tuve la suerte de ejercer la docencia hace ya veinte años. ¿Comprendéis mi doble alegría de ayer?



jueves, 24 de abril de 2014

MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN (III)
TATUAJE


          “Era hermoso y rubio como la cerveza,
el pecho tatuado con un corazón,
en su voz amarga había la tristeza
doliente y cansada del acordeón.”
                                          (“Tatuaje”, canción de Rafael de León).

     En una playa de Barcelona aparece flotando el cadáver de un hombre joven con la cara comida por los peces y un tatuaje en la paletilla con la frase: “He nacido para revolucionar el infierno”.

     Así comienza Tatuaje, la segunda de la serie de aventuras del detective Pepe Carvalho, que recibirá el encargo de averiguar la identidad del muerto.
         
    Tatuaje no es, ni mucho menos, la mejor novela de Vázquez Montalbán. El propio autor explica que “Tatuaje nació casi como una broma. Fue una apuesta que hice con gente vinculada a "Libros de la frontera", me encerré quince días fuera de Barcelona y escribí la novela. Fue una "boutade", un experimento. No me pareció satisfactorio, pero sí interesante, y luego ya hice La soledad del manager, con más convencimiento, y esta, Al Sur (Los mares del Sur) totalmente convencido de que tiene sentido”.
    "Teresa sudaba. Le brillaban los regueros de agua por el cuello, se le humedecían los senos contenidos por el mínimo sujetador que les daba una consistencia de fruta sedosa, nocturna y caliente. La voz le salió algo estrangulada:
-Si te pones menos truculento, te lo contaré".
     Tatuaje no fue, precisamente, un éxito editorial. Sin embargo, resulta interesante acercarse a los orígenes para ir viendo la evolución del personaje a lo largo de sus veinte años de existencia literaria, la aparición de los secundarios y los diversos tics del detective.

     En Tatuaje aparece por primera vez la Charo, la mujer con la que Carvalho tendrá una relación sentimental difícil, más por el carácter de él que por la profesión de ambos, en especial la de ella, que no se cansa de repetir por ahí dos versiones encontradas de su modo de vida: una, que no es una puta; y en otras, admitiéndolo a las claras: ”Sí, una puta pero cara, de teléfono”. Y el Bromuro, limpiabotas tan facha como pobre diablo que repite sin cesar a quien tenga la paciencia de escucharle, que “desde hace cuarenta años nos meten bromuro en el pan y en el agua para que no nos empalmemos y no vayamos por ahí jodiendo como locos”. Aún falta para que aparezca el ayudante de Carvalho, su sombra, Biscúter. Eso será más adelante, en otra aventura. Pero en esta, en Tatuaje, ya aparece el Carvalho gastrónomo capaz de pasar medio capítulo explicándonos paso a paso la elaboración de una caldeirada de langostinos y rape, y el otro medio qué vino debemos elegir para que acompañe debidamente al plato (sin embargo, para la peculiar filosofía del sibarita detective, “los buenos placeres siempre están en la memoria”). Y también en esta aventura, en Tatuaje, Carvalho se destapa con sus bufonadas culturales, con la quema de libros: le ha tocado salir de la estantería para ir a parar al fuego purificador a la España como problema, de Laín Entralgo (“con impaciencia porque la fogata brotara y el libro se convirtiera en un montón de palabras olvidadas”), y nada menos que  a El Quijote, “una obra a la que guardaba cierta manía sintiendo un deleite previo por el simple hecho de ir a sacrificarla”.

     La novela fue llevada al cine en 1976, dirigida por Bigas Luna, con guión del propio Vázquez Montalbán y como protagonista, un exagerado Carlos Ballesteros. Le acompañaba en el papel de Charo, la guapísima Pilar Velázquez, y en el de Teresa Marsé, la atractiva Mónica Randal. La película, como la novela, pasó sin pena ni gloria.

     Pero en las aventuras de Carvalho siempre hay un vínculo cultural, un recuerdo de sus años infantiles, que son los de su autor: un cómic, una película, un programa de radio.... En esta, a lo largo de toda la novela discurre la pegadiza melodía de Tatuaje, de Concha Piquer (“la tarareó, primero vacilando, después ya más seguro, con la ayuda de Bromuro. El limpiabotas la cantaba aflamencada y la canción era una tonadilla. Carvalho le dejó cantar...”

                                                                  "Escúchame marinero y dime:
                                                                  ¿qué sabes de él?
                                                                   Era gallardo y altanero
                                                                   y era más rubio que la miel..."

sábado, 19 de abril de 2014

MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN (II)
PEPE CARVALHO



Las novelas de Carvalho, más allá de la transición española, trazan el viaje desde la edad de la inocencia de la década de los sesenta a la edad de todos los empleos precarios y desempleos estables, esta globalizada edad de la desesperanza”. (Manuel Vázquez Montalbán, Babelia, El País, 1997).

    “Yo maté a Kennedy”, afirma con rotundidad el español José Carvalho Larios, exagente de la CIA y guardaespaldas del difunto presidente estadounidense John F. Kennedy.

    Si fue, o no, el asesino de Kennedy no está claro, pese al tiempo transcurrido y los ríos de tinta derramada. Lo que si está fuera de toda duda es que la paternidad literaria del famoso detective corresponde al escritor Manuel Vázquez Montalbán, autor catalán de una de las sagas de mayor éxito de la literatura española y universal.

    José Carvalho Larios, más conocido como Pepe Carvalho, es hijo de emigrantes gallegos afincados en Barcelona. En la universidad militó como comunista, por lo que pasó una temporada en la cárcel. Después, fue captado por la CIA, con la que trabajó durante nueve años y anduvo por medio mundo. Sin razón aparente de peso, abandonó la agencia de espionaje, volvió a Barcelona y se hizo detective privado (“huelebraguetas”), sin importarle el tipo de encargo que le hicieran: lo mismo acepta un caso de infidelidad conyugal que la investigación de un asesinato. Cuestión de dinero.

    Carvalho es un hombre sin demasiados escrúpulos ni principios “solo vísceras en buen uso”, al menos de acuerdo con la moral convencional: ayuda a desvelar el crimen y nada más, atendiendo a la demanda del cliente, que es quien le paga. El propio Vázquez Montalbán le justifica así:

Yo, es decir, Carvalho, jamás ha entregado un criminal a la policía o a la justicia. No pertenece a la deontología de un detective privado el sancionar con el aparato represivo por delante, pero es que además, puesto que estamos hablando de literatura, todo escritor sabe que el verdadero asesino de su novela es él mismo. El escritor es la chica del bar y el amante de la chica del bar, el gánster y el policía, el homosexual y el fascista, el marxista y el heterosexual, la víctima y el asesino”.

    Yo maté a Kennedy, es la primera obra de la saga donde se muestra a Carvalho, aunque más que una novela negra o policíaca al uso, parece que Vázquez Montalbán lo que pretendiera es hacer un ensayo sobre la dualidad de la conducta del personaje (héroe-antihéroe; agente de la CIA-comunista; guardaespadas de un presidente-asesino del mismo...). La novela, publicada por Planeta en 1972, pasó desapercibida. Tampoco tuvo mejor suerte la segunda de la saga, Tatuaje, de la que me extenderé más en otra página del blog. Sin embargo, las posteriores, poco a poco van calando en los lectores españoles, a la vez que se traducen a otras lenguas. Pasados los años, es tal el éxito, que Andrea Camilleri, prestigioso escritor italiano, al comisario de policía protagonista de su serie le bautiza como Salvo Montalbano en honor de Vázquez Montalbán.

    A Manuel Vázquez Montalbán, le sirve la serie para dibujar una crónica social de España dentro del contexto histórico y las circunstancias del momento: desde la crisis del eurocomunismo (Asesinato en el Comité Central), el periodo de la Barcelona olímpica (Sabotaje olímpico, El laberinto griego), o la rocambolesca huida de Luis Roldán (Roldán, ni vivo ni muerto que se publica, en principio, por entregas en el diario El País). A estas, hay que sumar: La soledad del manager, Los mares del Sur, Los pájaros de Bangkok, La rosa de Alejandría... Así, hasta un total de veinte novelas y ocho libros de relatos, todos ellos con Carvalho como protagonista.

    Cuatro de las novelas de la saga fueron llevadas al cine:Tatuaje, Los mares del sur, Asesinato en el Comité Central y El laberinto griego e interpretadas por actores en el papel de Carvalho tan variopintos como Carlos Ballesteros (Tatuaje), Juan Luis Galliardo (Los mares del sur), Patxi Andión (Asesinato en el Comité Central), u Omero Antonutti (El laberinto griego). En 1984, Televisión Española realiza una serie de ocho películas bajo el título genérico de “Las aventuras de Pepe Carvalho” con el actor Eusebio Poncela como protagonista. Ninguno de ellos fue del agrado de su autor (Montalbán dijo en varias ocasiones que su actor preferido hubiera sido el francés Trintignant), y dado el escaso éxito que alcanzaron, parece que alguna razón debería tener.

    Pero Carvalho, el personaje literario, que es el que aquí nos interesa, está complementado con sus adláteres, a los que acabamos conociendo tan bien, o tan mal -según se mire-, como al propio protagonista. Y es que las historias del peculiar detective no serían nada sin Charo García, puta de teléfono, que comparte con Carvalho amores si es que alguna vez los hubo, y desaires y desamores, que sí fueron muchos; Biscúter, ayudante del detective, exladrón de coches y expresidiario, como el propio Carvalho; El Bromuro, facha y exlegionario, pobre diablo y desgraciado que se gana la vida como confidente y limpiabotas, y al que nos resulta difícil de creer sus portentosas hazañas sexuales; o la Andaluza, una puta de Bilbao que se hace pasar por sevillana porque cree que las putas del sur son más deseadas por los clientes...

    Para finalizar, unas palabras del propio Vázquez Montalbán sobre su detective: “Construí a Carvalho con una serie de materiales de derribo que lo hacían inverosímil en la realidad material, pero perfecta y mágicamente verosímil en la realidad literaria”.

    Sea Carvalho material de derribo o no, lo cierto es que se comporta en muchos aspectos como un álter ego de su progenitor: sus afinidades políticas; paso por prisión a causa de las mismas; placer por la gastronomía (prácticamente, en todas la novelas de la serie hay alguna receta culinaria de factible preparación); su amor por la cultura, el gusto por la buena literatura y que, en el caso del detective, le hace encender el fuego de la chimenea con algún libro, según él, de escasa calidad...

    Pepe Carvalho, todo un apasionante personaje de novela negra que resulta imprescindible conocer.

viernes, 11 de abril de 2014

MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN ( I )


Los dioses se han marchado. Nos queda la televisión”.
"Los marginados no son ya solo los que limpian los parabrisas o duermen en los bancos, sino todos los que no están en ese pequeño grupo que domina el cotarro social y económico, que son los que lo dominan absolutamente todo".
Panfleto desde el planeta de los simios, (M. Vázquez Montalbán, 1995)

   Manuel Vázquez Montalbán nació en Barcelona (junio, 1939) y murió de un ataque cardíaco en el aeropuerto de Bangkok (octubre, 2003). Su temprana desaparición privó a las letras española de una de esas figuras que aparecen muy de tarde en tarde para gloria de toda la Literatura universal.

   Porque si Manuel Vázquez Montalbán se caracterizó por algo, fue por su enorme capacidad creadora en todos los ámbitos: como poeta, ensayista, narrador, articulista, gastrónomo..., destacando en todas ellas y, además, de forma prolífica. En este sentido, la personalidad de Montalbán resulta poco menos que inabarcable, además, por la variedad de seudónimos que utilizó para firmar sus artículos (yo, torpe de mí, no supe hasta bastante tiempo después de ser leídos, que aquellos artículos lúcidos, irónicos y profundos, escépticos y esperanzadores, que aparecían en una página titulada La Capilla Sixtina y firmados por un tal Sixto Cámara en la revulsiva revista Triunfo, correspondían al creador de Pepe Carvalho).

   Nació en el popular barrio barcelonés del Raval dos meses después de que Franco diera por finalizada la guerra civil. Vázquez Montalbán cuenta que un día, con cinco años de edad, bajaba las escaleras de su bloque para ir a jugar, cuando se cruzó con un hombre feo y macilento, con una vieja maleta en la mano, que se dirigía hacia arriba: resultó que era su padre, al que no conocía, pues había sido encarcelado por pertenecer al PSUC (Partido Socialista Unificado de Cataluña), el mismo año del nacimiento de su hijo. No ha de resultar extraño, por tanto, que Vázquez Montalbán tuviera una militancia activa contraria al régimen de Franco, hasta su desapareción. Durante su periodo universitario milita en uno de los grupos más legendarios de oposición al régimen: los “Felipes”, que era como acabaron llamándose popularmente los militantes del Frente de Liberación Popular. Posteriormente, pasó a tener carnet del PSUC, como su padre y, a raíz de una manifestación en solidaridad por los mineros asturianos, acabó en un consejo de guerra, como su progenitor,  y condenado a tres años de cárcel. Tiempo después formó parte del comité ejecutivo del mismo partido.

   Desde una óptica marxista, y siempre crítica, el compromiso de Vázquez Montalbán con las posturas políticas de oposición al régimen franquista fue constante: "Manuel Vázquez Montalbán formaba parte de la media docena de intelectuales europeos -comunistas irredentos, podría decirse-, que acudían a la llamada de cualquier signo de emergencia de algún movimiento radical que, en algún lugar del mundo, apareciera como portador de una nueva esperanza", dice de él Josep Ramoneda, escritor y amigo íntimo.

   Su obra poética (Memoria y deseo, Praga, Una educación sentimental...) está considerada como una de las más renovadoras de la poesía española contemporánea. Ensayista y periodista, escribió más de nueve mil artículos publicados en diversos medios de comunicación, prensa, especialmente, donde fue analizando con suma agudeza la evolución social y moral de la sociedad española de su tiempo: Crónica sentimental de España, Escritos subnormales, Mis almuerzos con gente importante...

   Su narrativa, iniciada en Recordando a Dardé es muy extensa, tanto en novela como en relatos. Su obra ha sido traducida a los principales idiomas y galardonada con distintos premios nacionales e internacionales: en 1981, recibe el Premio Internacional concedido en París a Los mares del sur; en 1989, Premio de la Crítica de la República Federal Alemana por El balneario; en 1989 Premio Rocalmare, concedido en Palermo por El pianista; en 1991 recibe el Premio Nacional de Literatura por su novela Galíndez; en 1994, el Premio Internacional de Literatura por Autobiografía del General Franco; en 1994, Premio de la Crítica de España, por El Estrangulador; en 1995, el Premio Nacional de las Letras Españolas... 

   Además, y es por lo que se encuentra en este blog, a Vázquez Montalbán se le puede considerar el iniciador del género negro en nuestro país, con una de las sagas más conocidas de la literatura española: la del detective Pepe Carvalho. Sin embargo, su conciencia crítica, su compromiso social, su claridad de ideas sobre la situación del país, hacen que no me resista a traer al blog otra de sus sentencias, y no es de Carvalho: "Carecer de utopías es vivir los días sin ninguna esperanza real".

   

jueves, 3 de abril de 2014


El ángel negro, en AMAZON

AMAZON, la primera tienda online del mundo, ha adquirido los derechos de venta de la novela EL ÁNGEL NEGRO.





EL ÁNGEL NEGRO en el IES LAS LAGUNAS de MIJAS  



El pasado lunes día 1 fui invitado por la directora del IES LAS LAGUNAS, doña María Adela Camacho, a departir con los alumnos de bachillerato sobre la novela negra en la literatura. La presentación la hizo la profesora doña Carmen Moreno, responsable de la biblioteca del Centro. Para mí, que he dedicado la mayor parte de mi vida a la enseñanza, resultó una jornada muy entrañable al volver a pisar las aulas y reencontrarme con el alumnado. Un verdadero placer la estancia en un IES muy cuidado y con unos alumnos encantadores.