Dashiell
Hammett, el creador de la novela negra
―¿De
qué está hecho? ―le
preguntan a Sam Spade, sobre el halcón.
―Del
material con el que se fabrican los sueños ―responde
aquel.
("EL HALCÓN MALTÉS")
("EL HALCÓN MALTÉS")
El
pasado mes de enero se cumplía el aniversario de la muerte del
creador de la que se ha venido en llamar novela negra, el
estadounidense Dashiell Hammett (10 de enero de 1961).
Creo
que sería una frivolidad por mi parte, tener un blog de literatura
sobre este género, sin dedicarle unas lineas de modesto homenaje al creador del
detective de La Continental y de Sam Spade, protagonistas de obras
como Cosecha roja, El halcón maltés, La
maldición de los Dain, o sus colecciones de relatos.
Hammett
marca un antes y un después en el género policíaco, como hasta
entonces se le venía llamando, para sentar las bases de un nuevo
género dentro de la literatura. Hasta su aparición, las novelas de
detectives no tenían otra finalidad más que la de descubrir al
asesino, frecuentemente con investigadores un poco frívolos,
poseedores de unas mentes privilegiadas capaces de solucionar los
problemas más difíciles, incluso los crímenes cometidos en
espacios cerrados, un muerto asesinado en una habitación
completamente sellada de la que era imposible escapar...
Hammett
vivió una época convulsa de su país: se alistó voluntario como
soldado en ambas Guerras Mundiales. De la Primera, le quedaría como
secuela una tuberculosis que le llevó más tarde a tener problemas
con el alcohol. Posteriormente, el crack del 29 y la llamada Gran
Depresión acabaron marcando su vida y su obra literaria,
impregnándola de un fatalismo, un pesimismo, que no eran más que el
reflejo de su época. De sólidos principios, con un firme compromiso
con la izquierda política, estuvo en prisión durante seis meses al
negarse a delatar a otros compañeros que iban a ser investigados.
Era la época dura del maccarthismo y la “caza de brujas”.
Durante
siete años estuvo en la prestigiosa agencia de detectives Pinkerton,
que posteriormente sería la base del F.B.I., y este trabajo le daría
los fundamentos para conocer en profundidad las técnicas de
investigación policial. La literatura de Hammett refleja sin ningún
tipo de tapujos una sociedad convulsa, marcada por la corrupción a
nivel político, policial o judicial. La prohibición de producir,
distribuir y vender alcohol, encontró en las bandas organizadas y
mafiosas, mediante el contrabando, el camino para enriquecerse y, a
la vez, pudrir el tejido social americano.
Hammett
convierte su narrativa en un testimonio social de la época, con
personajes desengañados, violentos, que han de decidir con
frecuencia si pasan la linea de la ley, porque la propia ley, con sus
defensores, es más corrupta que aquellos a los que persigue.
Dashiell
Hammett utiliza un estilo acerado, de frases cortas, precisas, como cuchillos, que
hace que el lector vaya configurando por sí mismo el retrato de los personajes y
situaciones que se describen.
Sam
Spade es el detective por antonomasia, quizás el espejo del propio
autor, más filósofo que investigador, debatiéndose continuamente
entre el bien y el mal... Todos los demás, los que vinieron después, son meras variaciones del personaje de Hammett.
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