viernes, 27 de junio de 2014

JUAN MADRID ( II )
EL DETECTIVE TONI ROMANO


 “España es el primer país consumidor de cocaína de Europa con un tráfico bestial, en el que la droga la llevan unos, la distribuyen otros y la meten en los bancos otros diferentes” (Juan Madrid. La Vanguardia, 11-2-2013).

     Antonio Carpintero, más conocido por su alias de Toni Romano es el protagonista de una interesante saga literaria cuyo autor es Juan Madrid.

     Antonio Carpintero es hijo de un limpiabotas, con una infancia difícil por los malos tratos de que era objeto por parte de su padre:  


Mi padre tenía sitio de limpiabotas fijo al fondo a la izquierda (en la “Cervecería de Hamburgo”), donde antes estaban los retretes. Mi padre vestía camisa y pantalón negro y siempre lo recuerdo borracho con un vaso de vino en las manos.
Cuando me veía, lo más que decía era: “Siéntate ahí y no molestes”.
Yo me sentaba en una silla y miraba de reojo a mi padre preguntándome qué habría hecho yo para que mi padre me odiara tanto.(“Cuentas pendientes”, Juan Madrid. Santillana, 1995).

Cuando pudo, trabajó como chico de los recados para ganarse unas pesetas y un bocadillo. Esto le sirvió para ir conociendo como la palma de su mano el madrileño barrio de Malasaña, donde transcurren la mayor parte de sus historias y que tanto le ayudará a conocer a la variopinta gente que lo conforman. Sabía que estaba destinado a ser carne de cañón y es por lo que lucha por salir de ese mundo difícil. Se hace boxeador profesional y toma el nombre con el que será conocido, Toni Romano, en honor a Rocky Marciano, al que admira. Poco más tarde, alguien le ofrece entrar en la policía. Estamos aún en los tiempos del franquismo, cuando se obtenía la confesión de los detenidos a base de “calentarlos adecuadamente”. Resulta lógico que a los agentes de policía de la época se les denominara familiarmente “maderos”.

     Toni Carpintero consigue pasar en el Cuerpo de Policía casi veinte años. Su honradez y la dificultad para callarse, le hace tener problemas con sus superiores y otros compañeros que sí tragan. Sale desengañado, cansado de perseguir y meter en chirona a ladrones de poca monta y dejar libres, impunes, a los ladrones de despacho, de guante blanco, políticos y corruptos.

     Después de su experiencia policial, pasará a trabajar en la agencia Draper, especializada en el cobro de impagados. Es allí donde le conocemos en su primera aventura literaria, Un beso de amigo (1980), en la que realizará el encargo de encontrar al socio de un comerciante desaparecido. Nos encontramos ya en la transición democrática y Romano sabe moverse entre la batería de personajes marginales de Madrid y, en especial, de Malasaña. Pero también, de vez en cuando, consigue meter la cabeza entre los ricos, y lo que ve y huele no le gusta.

    Dejará la agencia de detectives para trabajar por su cuenta como detective privado. Es verdad que aprovechará sus contactos anteriores para moverse en el proceloso mundo del hampa, de personajes marginales, de policías y jueces corruptos... Pero lo suyo es una caída, una bajada a los infiernos de los que salió cuando era un joven ilusionado con entrar en la policía:

Esta sociedad es muy desagradecida con nosotros, los maderos. Lo hemos entregado todo, nos hemos sacrificado y cuando no nos necesitan, nos despachan.
Gran verdad ―corroboró Inchausti y lanzó un sonoro suspiro―. Nos jugamos la vida para nada. Ahora hay una dictadura de los jueces, esos cabrones. Los chorizos y los violadores entran por una puerta y salen por otra. Y no digamos los terroristas, pero para qué hablar de política y de los políticos, esas sanguijuelas. Me pongo enfermo con solo pensar en ellos. (“Cuentas pendientes”).

     En Las apariencias no engañan (1982), Romano ya ha dejado de trabajar en la agencia Draper y lo hace ahora de portero de discoteca: necesita dinero para subsistir. Sin embargo, es testigo de un crimen y se dedicará a resolverlo. Le siguen Regalo de la casa (1986), Mujeres $ mujeres (1996) y Cuentas pendientes (1995), en la que un Toni Romano cada vez más caído, más escéptico, pero siempre íntegro, deberá deberá enfrentarse a sus antiguos compañeros de la policía que pretenden endosarle un crimen que no ha cometido.

     Otras novelas de la saga, son: Grupo de noche (2003), Adiós, princesa (2008), Bares nocturnos (2009).

     En cualquier caso, Toni Romano ve desilusionado que los años pasan sin que apenas se reflejen en la sociedad las mejoras antaño tan apetecidas. En Grupo de noche, un personaje reflexiona en voz alta:

   Ellos nos lo dan todo hecho, todo mascado y bien mascado, nos dicen lo que tenemos que hacer, pensar... nos indican lo que nos debe gustar, lo que debemos consumir, ya sea ropa, coches, libros...


    Desde Bares nocturnos, Juan Madrid no ha vuelto a escribir sobre el detective Toni Romano. Con la aparición en 2013 de Los hombres mojados no temen la lluvia, nos presenta un nuevo personaje, Liberto Ruano, un joven abogado un tanto peculiar. Pero hablaremos de él más adelante, en otra entrada de este blog.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, recuerda poner tu nombre y apellidos.¡Gracias por tu comentario!